C’est la vie: elle est dure et souvent courte.
Es imposible escribir sobre ecuaciones algebraicas sin mencionar a Évariste Galois, quien no sólo cerró una larga historia de intentos de solución de este tipo de ecuaciones, sino que además tuvo una vida corta y trágica.
Dicen que los egipcios y los babilonios eran capaces de resolver las ecuaciones de segundo grado y, por supuesto, las lineales. Las de tercer y cuarto grado tuvieron que esperar al Renacimiento Italiano. Y luego, la teoría se estancó: nadie era capaz de resolver una ecuación de quinto grado general; sólo algunas versiones restringidas.
Lagrange estuvo a punto de demostrar que las ecuaciones de quinto grado y superiores no tenían una solución general. Fue Ruffini quien lo consiguió, aunque con algunos pequeños errores, que más tarde corrigió Abel. De todos modos, la teoría que Galois puso por escrito en 1830, cuando sólo tenía 18 años, tenía un alcance mucho mayor, y ofrecía una estructura más completa y versátil para estudiar las ecuaciones algebraicas. Mientras que el teorema de Ruffini-Abel se centraba en la solubilidad de ecuaciones algebraicas por medio de funciones elementales (como exponentes, logaritmos, etc.), la criatura que inventó nuestro héroe introdujo los llamados grupos de Galois para analizar la solubilidad y las simetrías en un marco más general. No solo abordó la solubilidad de ecuaciones, sino que la teoría es aplicable también en otras áreas de las matemáticas, como la teoría de números y la geometría algebraica.
Por desgracia, el artículo presentado en 1830 por nuestro héroe no tuvo el éxito que merecía. Cauchy le pasó la patata caliente a Poisson, y Poisson no entendió ni papa del tema. El rechazo cabreó a Galois, pero aprovechó para rescribir la demostración, y fue esta modificación la que finalmente fue reconocida, entre otros, por el propio Cauchy. Eso sí: tras la muerte de Galois…
Galois tenía una cabecita muy loca, le pirraba la política, y para colmo, estaba algo deprimido por la muerte de su padre. 1832 fue un año difícil para el chico. Estuvo en prisión un par de veces, por ciscarse en Louis Philippe, el penúltimo rey de Francia. Al salir de la cárcel por segunda vez, se enredó en un duelo absurdo, teóricamente por una coquette, aunque no es descartable que todo fuese una trampa de sus enemigos políticos. Se pasó la noche anterior al duelo escribiendo una carta sobre sus últimos avances matemáticos. Al día siguiente, interpuso su abdomen en la trayectoria de una bala, y sus contrincantes lo dejaron tirado sobre la hierba como a un chien. Un transeúnte lo vio y lo llevó al hospital, pero al día siguiente se reunió con su Creador, probablemente por culpa de una peritonitis.
And all the king’s horses and all the king’s men, couldn’t put Évariste together again.
Raíces reales
Mi curiosidad por estos temas viene de cuando tenía unos diez u once años: encontré la solución razonada de las ecuaciones de segundo grado, en un libro de electrónica, y me dio por intentar resolver por mi cuenta el problema de las cúbicas. No lo conseguí. Tropecé por casualidad con la sustitución de Vieta, pero no conseguí algo mucho más sencillo: cómo eliminar el término cuadrático, que suele ser el primer paso de la solución. Pero compré un libro que explicaba la fórmula cúbica y la cuártica, y me convertí en un friqui de las mates.
Volví a enredar con ecuaciones algebraicas en 2005, cuando me dio por probar si se podía escribir un ray tracer decente en C#. Es bastante frecuente tener que resolver ecuaciones de tercer y cuarto grado para calcular intersecciones entre rayos de luz y determinados tipos de objetos. La particularidad es que, en este contexto, sólo se necesitan las soluciones reales. Cuando las cosas se ponen feas, existe una técnica para encontrar las raíces reales de cualquier polinomio utilizando las secuencias de Sturm. Naturalmente, este algoritmo es una sólo una aproximación iterativa.
Raíces complejas, todas
Cuando estás escribiendo una librería como AUSTRA, te interesa resolver el problema más general, que es encontrar todas las raíces, ya sean complejas o reales, de un polinomio arbitrario. ¿Se acuerda de los valores propios? El método que utilizo en AUSTRA está basado en ellos.
Supongamos que queremos resolver la ecuación:
$$c_0 + c_1x + c_2x^2 + \cdots + c_{n-1}x^{n-1} + x^n$$El término de mayor grado está normalizado para que su coeficiente sea la unidad. Ahora formamos la siguiente matriz, conocida como «matriz de Frobenius»:
$$F=\pmatrix{0&0&0&\cdots&0&-c_0\cr
1&0&0&\cdots&0&-c_1\cr
0&1&0&\cdots&0&-c_2\cr
\vdots&\vdots&\vdots&\ddots&\vdots&\vdots\cr
0&0&0&\cdots&1&-c_{n-1}}$$Nos planteamos entonces encontrar los valores propios de $F$, que deben cumplir esta igualdad:
$$F\vec{v} = \lambda\vec{v}$$donde $\vec{v}$ es uno de los vectores propios. Si reordenamos los términos, nos encontramos con esto:
$$(F-\lambda I)\vec{v}=0$$donde $I$ es la matriz identidad. Para que esta igualdad se cumpla, el determinante de $(F-\lambda I)$ debe ser igual a cero. Y resulta que el determinante de $(F-\lambda I)$ es, precisamente, la ecuación original. Qué listo era Frobenius.
AUSTRA tiene un método muy eficiente para calcular valores propios, incluso en casos como estos, en los que la matriz no es simétrica. Por lo tanto, para resolver un polinomio primero lo normalizamos, luego creamos su matriz de Frobenius, y finalmente calculamos sus valores propios. La función global polySolve es la que se encarga de la implementación, en el lenguaje funcional de AUSTRA. En la aplicación de consola, podemos teclear lo siguiente:
> set v = [5, 4, 3, 2, 1] ans ∊ ℝ(5) 5 4 3 2 1 > polysolve(v) ans ∊ ℂ(4) <0,137832; 0,678154> <-0,537832; 0,358285> <0,137832; -0,678154> <-0,537832; -0,358285>
polySolve puede recibir tanto un vector con los coeficientes, como los coeficientes sueltos. En este caso, estamos resolviendo la ecuación de cuarto grado $5x^4+4x^3+3x^2+2x+1=0$, y el resultado son cuatro números complejos, conjugados a pares.
¿Quiere comprobar que las raíces son realmente soluciones de la ecuación? Hagamos esto entonces:
> polysolve(v).map(c => polyeval(c, v)) ans ∊ ℂ(4) <-1,33227E-15; -7,77156E-16> <-1,33227E-15; 4,44089E-16> <-1,33227E-15; 7,77156E-16> <-1,33227E-15; -4,44089E-16>
polyEval sirve para evaluar un polinomio para un argumento complejo o real, y el método map crea un nuevo vector complejo calculando sus entradas con una función lambda, al estilo del método Select de LINQ. Incluso tenemos una función poliDerivative que, con los mismos argumentos que polyEval, evalúa la derivada del polinomio que le pasamos en la coordenada que le digamos. Esto, a su vez, es muy conveniente para buscar raíces reales con el método de Newton-Raphson… que también ofrece AUSTRA (función solve, a secas).
¿Librería o lenguaje?
Por supuesto, todo esto sería igual de fácil, eficiente y elegante, o quizás un poco más, si simplemente enchufásemos el package Austra.Library a un proyecto en .NET Core y utilizásemos directamente las clases. Pero he querido mostrar este ejemplo en el lenguaje de fórmulas de AUSTRA como demostración de un caso de uso importante para el lenguaje: es una forma rápida y sencilla de poner a prueba la funcionalidad de la librería.
Y hay más casos de uso, que explicaré más adelante.